lunes, 18 de mayo de 2009
lunes, 11 de mayo de 2009
TECNOLOGÍA EDUCATIVA
Fuente:http://www.educar.org/articulos/tecnologiaeducativa.asp
viernes, 8 de mayo de 2009
¿DURMIENDO CON EL POWER POINT?
Reflexionando sobre el uso el power point en clases y buscando algunas experiencias que apoyaran o refutaran determinadas ideas que me surgieron sobre el tema, encontré este interesante y simpático texto:Sleeping Through PowerPoint que nos muestra claramente algunos vicios en el uso de esta extraordinaria herramienta.
En efecto, como en todas las cosas de la vida -y como ocurre con todas las herramientas- la utilidad de ella no va a radicar tanto en sus propias potencialidades como en el uso que de ellas hagan quienes las utilizan y aquí es donde el power point en educación puede llegar a convertirse en un héroe o un villano
Para intentar ordenar mis ideas diré que el power point es, en mi opinión, una herramienta extraordinaria y que tiene en Educación, al menos, tres usos:
a) Como material audiovisual de apoyo a una clase presencial.
b) Como material audiovisual de apoyo a una clase a distancia y
c) Como material audiovsual de apoyo a un texto expositivo de estudiantes.
En el primer caso, creo que todos hemos asistido a presentaciones notables que sirven de soporte extraordinario a una clase extraordinaria.
Cuando el power point es usado como el apoyo audiovisual que es, cuando el contenido y diseño de las diapositivas son el perfecto complemento de lo que el docente expone o de lo que estudiantes analizan, las potenciales educativas del power point se despliegan alcanzando diversos estilos de aprendizaje y variados tipos de inteligencia. Multiplica exponencialmente las posibilidades para que una clase logre calar en los alumnos.
Pero, por por otra parte, todos hemos visto usos en los que más nos valdría estar durmiendo una grata siesta que asistiendo a una verdadera tortura audiovisual.
Permítanme compartir una experiencia personal: Nací en 1965 e ingresé a clases en 1972 (primero básico). recuerdo haber tenido inolvidables profesores, pero también tuve algunos a quienes les faltaba pizarra para escribir. Y sus clases se reducían a llenar pizarras de textos sacados casi literalmente de libros.
Esas clases no me gustaban ni me servían.
Con el tiempo, conocí docentes que hacían clases con retroproyectores y era lo mismo que antes. Llenaban de texto las transparencias de los retroproyectores.
No sé si alguno de ellos aún dará clases y tampoco sé si de ser así, usen power point. Pero estoy tristemente seguro que, de usarlo, seguirán con sus mismas clases, con sus densos textos y su escasa creatividad haciendo perder el tiempo a sus estudiantes.
Insoportable.
Hay otros que hacen buenos trabajos en el power point, pero lo que me disgusta es que lo leen todo. Leen lo que está escrito. Redundante y soporífero.
Como apoyo a clases a distancia, en modalidad e-learning, el power point resulta una herramienta exquisita, irremplazable, aporta dinamismo y medida profundidad. Pero, claro está, se requieren presentaciones que exploten adecuadamente el uso del lenguaje audiovisual y todas las posibilidades que ofrece.
En el tercer caso, el power point producido y usado por estudiantes en sus exposiciones, no es otra cosa que el reflejo del acondicionamiento al que los hemos sometido con nuestras clases.
¿Los power points de tus alumnos son aburridos? ¿Leen todo textualmente?
En la mayoría de los casos es el reflejo de lo que les hemos enseñado o, al menos, van a manifestar brutalmente lo que no hemos logrado transmitirles.
Me gusta el power point en Educación, pero como con todas las herramientas, me gusta más un maestro que lo sepa usar.
prof. Benedicto González Vargas
Fuente:http://pedablogia.wordpress.com
UN POCO DE HISTORIA
El 12 de diciembre último, a los 100 años de edad, fallecía en Rosario Leticia Cossettini, una de las figuras más representativas del movimiento Escuela Nueva en la Argentina, maestra y principal colaboradora de su hermana Olga en aquel magnífico ensayo educativo conocido como “la Escuela de la Señorita Olga”.
No es posible hablar de Leticia sin hacer referencia a las experiencias innovadoras que juntas forjaron, desde la Escuela Serena en Rafaela hasta la escuela experimental “Dr. Gabriel Carrasco” en Rosario, entre 1935 y 1950, año en que Olga fuera exonerada por razones políticas.
Ante todo, debemos situar estos ensayos educativos en el contexto de la profunda crisis social, económica y cultural de la época, en el que pensar la reforma era un imperativo para aquellos hombres y mujeres comprometidos en la búsqueda de un imaginario de reconstrucción social, de la que un vasto y heterogéneo movimiento pedagógico renovador fuera una cabal expresión.
La reacción ante la escuela tradicional, positivista e intelectualista llevó a las hermanas Cossettini hacia la filosofía italiana.Olga recordará que “con el nombre de Escuela Serena se distinguieron en Italia las escuelas que siguieron la corriente filosófica de Gentile y Lombardo Radice -con quien ella mantuviera una fluida correspondencia- y a nosotros nos inspiró llamarla así, Celia Ortiz de Montoya”. En estas fuentes las hermanas encontraron el principio neurálgico de la reforma: el concepto de educación como compenetración de almas, donde maestro y alumno constituyen una “unidad espiritual de la cual nace y se forma la cultura”.
Ya en la Escuela de Rosario, bajo la dirección de Olga, estas búsquedas se plasmarán en un extraordinario ensayo escolanovista, recordado por sus alumnos como “aquel lugar privilegiado del mundo de la infancia”. Las publicaciones de ambas, los diarios de clase de los maestros, los cuadernos de los niños, dibujos, acuarelas, cartas, fotografías y videos -preservados en el I.R.I.C.E.- constituyen hoy documentos de un valor inestimable para acceder al conocimiento de ese mundo, para recuperar la construcción cotidiana de ese “hacer la escuela”. Allí encontraremos las imborrables huellas de ese acogedor ambiente escolar; de la estrecha vinculación escuela-barrio; de un currículum integrado en el que el arte ocupó un lugar relevante; de la disciplina por la autodeterminación; de las misiones culturales que retomaban las experiencias realizadas durante la República Española; de los conciertos semanales de la discoteca; de las visitas a exposiciones; de la cooperativa escolar; de la huerta, la granja, el museo y la biblioteca; de las asambleas de los alumnos, verdaderos centros de formación democrática.
Muchos años después, un alumno sintetizaba parte del significado de esa vivencia: “En la vida de todas las personas hay influencias totalmente decisivas, y la influencia de mi escuela primaria tiene ese carácter. Me dio eso que mi casa jamás hubiera podido darme... fue una satisfacción de aprender, de descubrir... Eso hace que en los momentos importantes de mi vida, yo apele siempre a esa experiencia. Encuentro en eso impulsos, definiciones, sostén”. Y en ello mucho tendría que ver la presencia insustituible de “la maga de los niños”, al decir de Delia Etcheverry.
Las creaciones de Leticia contribuyeron a darle una fisonomía propia a la escuela y tuvieron una profunda impronta tanto en la experiencia subjetiva de los alumnos como en sus realizaciones. Podríamos recordar el maravilloso Coro de Pájaros, donde los niños imitaban las aves del campo y de las barrancas del Paraná. “Es digno del Paraíso”, afirmaría Gabriela Mistral al escucharlo.
O podríamos evocar el extraordinario Teatro de Títeres, inspirado en la función que Javier Villafañe diera a los alumnos. En ocasión de una visita, y luego de que los niños representaran su “Platero y Yo”, Juan Ramón Jiménez confesaría: “Pasé en esa escuela uno de los días más bellos de mi vida.
También el Teatro Infantil, que diera cabida tanto a los romances del Siglo de Oro español como a la teatralización de los poemas de los niños. Rondas, danzas, esculturas de chala y hasta “El Libro de mi pueblo” -que redactaran juntos-; todo aquello cobraba dimensiones inimaginables en esa intensa obra cultural que eran las Misiones. La escuela no sólo abría sus puertas: se trasladaba al seno mismo de los barrios, a sus plazas y a sus escuelas.
El énfasis que Leticia pusiera en la libre expresión creadora de los niños -que no le era ajena por su sensibilidad de artista- atrajo la visita de importantes exponentes de la cultura, tanto nacional como internacional. Dado el carácter experimental de la escuela y el pronto reconocimiento que merecería, contaron con la visita frecuente de pedagogos y maestros innovadores, constituyéndose en un nudo fundamental de la red de relaciones que vinculara a figuras relevantes del movimiento de Escuela Nueva en el país, como Luz Vieira Méndez, Celia Ortiz de Montoya, Jesualdo y Luis Iglesias.
En una reflexión sobre los lazos que unieran a algunos de estos ensayos, Iglesias afirmaba: “La nuestra fue una actitud de rebeldía contra un sistema sordo y rutinario que carcomía las más delicadas fuentes de pensamientos y sentimientos de las edades más propicias para aprender a pensar, crear, actuar, sentir, soñar. [...] Nuestros ensayos pedagógicos de Colonia, Rosario y Tristán Suárez nacieron con la esperanza de ayudar a revertir troncalmente aquella realidad de agobio que tanto nos había herido en la escuela, con la esperanza de desencajarla de sus viejos goznes y proponerle nuevas ideas y formas de acción. Ese fue el compromiso tácito y parejamente compartido, del que podrán hallarse huellas testimoniales en los documentos y libros que publicamos, sopesando realidades concretas. Pero también imaginando y soñando”.
Deberemos, entonces, escudriñar en esas huellas, y recrear las claves de una experiencia escolar reformista que hizo suya la defensa de nuestra mejor tradición de escuela pública, una escuela pública transmisora de valores de libertad, solidaridad, cooperación, honestidad, tolerancia, respecto a la diversidad, creatividad y compromiso social.
El mensaje inagotable que Leticia nos deja es, entre otros, la incitación a no abandonar las búsquedas: “No hemos querido preconizar qué es lo que puede hacerse. Hemos preferido soñar y hacer.”
Marcela Sosa
(profesora adjunta a cargo de la cátedra de Corrientes Pedagógicas Contemporáneas y docente en la cátedra de Planeamiento Educacional. Escuela de Ciencias de la Educación, FFyH, UNC.)
Ana María Foglino
(jefe de Trabajos Prácticos en la cátedra de Historia de la Educación Argentina. Escuela de Ciencias de la Educación, FFyH, UNC).
Fuentes y referencias utilizadas
- Cossettini, O. (1935) Sobre un ensayo de Escuela Serena en la provincia de Santa Fe. Inst. Social de la Univ. del Litoral.
- Palabras de Carlos E. Saltzmann en “En aquella escuela aprendí a ser feliz”. Revista Novedades Educativas, Año 9, Nº 78, Junio de 1997, Bs.As.
- Etcheverry, D.(1958) Los artesanos de la enseñanza moderna. Galatea-Nueva Visión, Bs.As.
- “Ensayos de renovación de la escuela común”. Revista Novedades Educativas, Año 9, Nº 78, Junio de 1997, Bs.As.
- Cossettini, L.(1947) Teatro de niños. Ed. Poseidón, Bs. As., Prefacio. Para una aproximación a la obra realizada en la Escuela Carrasco, puede consultarse Cossettini, O. (1942) La Escuela Viva. Ed. Losada, Bs. As.
- Video “La Escuela de la Señorita Olga”, de Mario Piazza, 1991.
HISTORIA Y PERSONAJES
Leticia Cossettini, la maga de los niños
¿Por qué no sirven las experiencias de los demás para conducir eso a un plano más alto, más acorde con la sociedad y con los hombres? ¿Resulta siempre peligroso abrir los ojos a alguien para que se encuentre con la verdad?
Leticia Cossettini

Leticia Cossettini

martes, 5 de mayo de 2009
LETICIA Y OLGA, DOS EJEMPLOS DE VIDA

sábado, 2 de mayo de 2009
LA ÚNICA SOLUCIÓN EDUCATIVA DE ESTE PAÍS....
Mikel Agirregabiria Agirre(España).
Fuente: http://www.paginadigital.com.ar/